
A veces en los peores momentos afloran los mejores sentimientos, sino, muchos de los mas sinceros. Y los temas de “En esta tierra hostil” parece que se maceraron un buen tiempo entre el dolor, la perdida y la desesperación, por citar algunos, que, a base de deconstruirte, te hacen ser mas fuerte. Comenzar un disco con “Pablo Borell”, una historia que estremece al pensar que puede ser real, no es presagio de esperanza de encontrar atisbos de optimismo, hecho que se corrobora al cerrar con “Perros de lluvia” el blues que, junto a Rosendo Romero, Honky Tonky Sánchez dedica a Toño Atienzar, a cuya memoria se dedica este disco. La lluvia de fondo te hace quedarte aún mas frío y cala mas en la sensación de hundimiento una vez acabada la escucha.
Entre medias se relatan historias sinceras, de absoluto desgarro (“El secuestro de Luis Morales”), valientes (como sino explicar los casi doce minutos del gospel de “Lucky man”, el eco mas sureño que se ha parido por estas tierras con esos coros imprescindibles que la hacen crecer sin parar), de redención (“No hay paz cuando estas cerca”), resentimiento (“Querer quimeras”) y confesionales (o la intención de declararse “impostor, maleante o ladrón”, sentimientos universales en los que, de una forma u otra, todos podemos reconocernos) objeto de lamento en “El impostor”, otro de los mejores momentos de un disco que en su conjunto tiene la especial habilidad de hurgar en el desasosiego en pro de la búsqueda por sacar los demonios internos que a veces tanto atormentan para conseguir algo de paz interior.
Un disco tremendo, necesario y personal, parido con el amparo de muchos amigos que, conociendo al autor, han querido estar de corazón. Desde ya, Disco del Año de Perros Felices.