Así titula Antonio, Rami para los conocidos, lo que vivimos el pasado jueves en Cuenca en la primera jornada del Soundtrack Music Festival. Un reencuento de dos de los mejores que afortunadamente pudimos ver y disfrutar. Grandes momentos y emociones. Otro hito a recordar. Os dejo con la cronica de Rami.Verdaderamente eran hermanos
Cayó la noche en Cuenca con el manto primaveral el 20 de mayo, y salieron los que ayer eran los Surfin’Bichos y hoy tienen nombre propio, Fernando Alfaro y Joaquín Pascual. Con el brazo escayolado cantó Fernando y llenó de emoción aquel pabellón deportivo.
Sus canciones llenas de espíritu, o mejor dicho de aire, que como él dice cuentan su vida y cuentan las nuestras. Evocaron muchos instantes de mi vida, porque la música tiene ese poder de relación y asociación. Y los acordes secretos y conocidos nos trasladan a lugares comunes como son la soledad, la oscuridad del alma, el amor primero y último, la muerte abollando todo…
Accidentalmente pudimos disfrutar de este nuevo encuentro de Fernando con Joaquín. El bien llegó a nuestros ojos al contemplar el buen hacer de ambos. Comprobando sus tablas traídas con los años de rodaje, aguantando el ritmo de un concierto arriesgado con solo una voz y una guitarra eléctrica. Canciones desnudas a las que el lugar del evento pedían base rítmica. Pero, nos contentamos con lo que tenemos, y vimos a dos músicos de lo mejor del panorama musical español. Recorrieron parte del gran repertorio con el que han engrandecido el rock español. La lista de canciones iba de aquí para allá saltando años y motivos. Las canciones han envejecido bien y suenan honestas, como no puede ser de otra manera. La guitarra de Joaquín sonaba afilada como las navajas de nuestra tierra, su toque tartilleraba nuestros oídos con un sonido parecido a su Ritmo de los acontecimientos.
Allí estaba también Javier de Perros Felices, que seguro tuvo mucho que ver con la presencia de Fernando en el cartel del festival independiente SoundTrack de Cuenca. Y es que la sembranza de estos autores crea vínculos afectivos en el desierto de nuestra vida contemporánea. Juzgo que esto se debe al vitalismo (cerca del pensamiento de Nietzsche) contiene esta obra artística. Donde el vagabundo se convierte en buscador y el camino en vida real.
Dicho lo dicho, agradezco poder haber hecho 6 horas de viaje (entre ir y venir) entre Yeste y Cuenca para sentir una vez más el alud de sentimientos envolventes y penetrantes de Fernando Alfaro.
“Antonio García Ramírez”
Cayó la noche en Cuenca con el manto primaveral el 20 de mayo, y salieron los que ayer eran los Surfin’Bichos y hoy tienen nombre propio, Fernando Alfaro y Joaquín Pascual. Con el brazo escayolado cantó Fernando y llenó de emoción aquel pabellón deportivo.
Sus canciones llenas de espíritu, o mejor dicho de aire, que como él dice cuentan su vida y cuentan las nuestras. Evocaron muchos instantes de mi vida, porque la música tiene ese poder de relación y asociación. Y los acordes secretos y conocidos nos trasladan a lugares comunes como son la soledad, la oscuridad del alma, el amor primero y último, la muerte abollando todo…
Accidentalmente pudimos disfrutar de este nuevo encuentro de Fernando con Joaquín. El bien llegó a nuestros ojos al contemplar el buen hacer de ambos. Comprobando sus tablas traídas con los años de rodaje, aguantando el ritmo de un concierto arriesgado con solo una voz y una guitarra eléctrica. Canciones desnudas a las que el lugar del evento pedían base rítmica. Pero, nos contentamos con lo que tenemos, y vimos a dos músicos de lo mejor del panorama musical español. Recorrieron parte del gran repertorio con el que han engrandecido el rock español. La lista de canciones iba de aquí para allá saltando años y motivos. Las canciones han envejecido bien y suenan honestas, como no puede ser de otra manera. La guitarra de Joaquín sonaba afilada como las navajas de nuestra tierra, su toque tartilleraba nuestros oídos con un sonido parecido a su Ritmo de los acontecimientos.
Allí estaba también Javier de Perros Felices, que seguro tuvo mucho que ver con la presencia de Fernando en el cartel del festival independiente SoundTrack de Cuenca. Y es que la sembranza de estos autores crea vínculos afectivos en el desierto de nuestra vida contemporánea. Juzgo que esto se debe al vitalismo (cerca del pensamiento de Nietzsche) contiene esta obra artística. Donde el vagabundo se convierte en buscador y el camino en vida real.
Dicho lo dicho, agradezco poder haber hecho 6 horas de viaje (entre ir y venir) entre Yeste y Cuenca para sentir una vez más el alud de sentimientos envolventes y penetrantes de Fernando Alfaro.
“Antonio García Ramírez”
Foto de David Murgui
2 comentarios:
Qué envidia. A ver si se repite. Saludos
http://www.elpais.com/videos/cultura/Joaquin/Pascual/juega/escondite/elpvidcul/20100609elpepucul_3/Ves/
Joaquín Pascual
El que fuera componente de Surfin' Bichos y Mercromina publica disco en solitario. Descúbrelo aquí.
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