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BIENVENIDOS AL SONIDO MERCRO

Descanso plácidamente escuchando Segunda Vedette, ése murmullo de introspecciones al abrigo del espejo del baño, del pintoresco momento soleras que suele surgir también en el estudio de trabajo y hasta caminando por la calle Gaona. Es el Sonido Mercro que me acompaña. El de aquellas Canciones de andar por casa. Es Carlos Cuevas quien las canta, quien las ha compuesto, pero se me antoja Joaquín Pascual como hacedor o hasta Fernando Alfaro apretándome. No, quizá más allá: Stuart Ashton Staples, de Tindersticks o Eric Gaffney, de Sebadoh. Canciones recién salidas de un resacón (Todo lo hago carbón), nihilistas ellas, también intimistas. Nick Cave, Tom Waitts, Serge Gainsbourg. Como queriéndote hacer unas confesiones que suenan a desnudez y por tanto, a la perplejidad de un encuentro no esperado: el del artista cabizbajo, meditabundo y el oyente recién llegado de la cafetería. La guitarra rasgada al límite del desafine, la voz cavernosa del último aguardiente y el arreglo hinchado de teclados.Tiempo, todavía hay tiempo. Tiempo para demostrar que aún tenemos tiempo.Carlos Cuevas, como antes Pascual, como recientemente Honky Tonky Sánchez, como mañana José Manuel Mora y sus Burritos, se ha tirado al foso, donde aguardan los leones que a ellos se antojan corderos. Lo son, porque sus mundos no son los de estas fieras. Su espiral no sólo no se deteriora sino que se enriquece. Es el arte que toma forma de hacer canciones. Para ellos personalmente, para ti que las aplaudes, para todos que disfrutamos de ésa Segunda Vedette que guardan tras el saludo.
Juan Angel Fernández

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